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y los oscuros menos (Schmidt McClure, 2021).
La percepción del color es un proceso complejo que involucra la interacción de la luz con el ojo humano y la
interpretación de esta información por el cerebro. El color no existe como una propiedad inherente de los objetos, sino que
es el resultado de cómo la luz interactúa con los conos en la retina. Los conos son células fotoreceptoras especializadas en
captar la luz y están sensibles a tres rangos específicos de longitudes de onda: largo (para la percepción del color rojo), medio
(para el verde) y corto (para el azul) (Witzel Gegenfurtner, 2018).
Cada uno de estos conos responde de manera diferente a las longitudes de onda de la luz visible. La luz roja, por ejemplo,
tiene una longitud de onda más larga y es captada principalmente por los conos sensibles al rojo, mientras que la luz azul
tiene una longitud de onda más corta, lo que la hace más susceptible de ser detectada por los conos azules. La combinación
de las señales de estos tres tipos de conos permite que el cerebro procese una variedad de colores. Esta información visual
es transmitida al cerebro a través del nervio óptico, donde se interpreta para generar la experiencia del color (Gegenfurtner
Kiper, 2017). Además, factores como el brillo, el contraste y la intensidad de la luz pueden influir en la percepción del color.
El cerebro también hace ajustes contextuales para mantener la estabilidad del color, es decir, para percibir el color de un
objeto de manera consistente bajo diferentes condiciones de luz, lo que se conoce como çonstancia de color"(Fairchild, 2013).
Esto significa que, aunque la luz ambiente cambie, nuestra percepción del color de los objetos tiende a permanecer constante.
Además de los factores fisiológicos, la percepción del color también está influenciada por factores psicológicos y
culturales. La interpretación de los colores puede variar dependiendo de la experiencia individual, las expectativas y el contexto
cultural. Por ejemplo, en muchas culturas occidentales, el color rojo se asocia con la urgencia y el peligro, mientras que en
otras culturas puede ser un color asociado con la celebración o la buena suerte (Labrecque Milne, 2013). El color está
presente en todos los aspectos de nuestra vida y actúa como una fuente clave de información. En los primeros 90 segundos
de interacción con una persona o un objeto, las decisiones de las personas se ven fuertemente influenciadas por diversos
factores. Se estima que el color juega un papel fundamental en entre el 62 % y el 90 % de estas decisiones. Por lo tanto,
el uso adecuado y estratégico del color es esencial para tener un impacto significativo en la percepción y elección de los
consumidores (Khandelwal, Singh, Singh, y Sharma, 2024).
Decisión de compra
La decisión de compra es un proceso complejo influenciado por múltiples factores, entre los que destacan los estímulos
visuales como el color, que actúan como detonantes emocionales y cognitivos en los consumidores. Según Kotler y Armstrong
(2021), las decisiones de compra no solo responden a necesidades racionales, sino también a estímulos sensoriales que
generan asociaciones positivas con la marca o el producto. En este contexto, elementos como el diseño visual, la coherencia
en la identidad de marca y la capacidad de los colores para evocar emociones juegan un papel fundamental en la selección de
productos, especialmente en mercados altamente competitivos.
Casas y Chinoperekweyi (2019) concluyen que el color juega un papel clave en las compras impulsivas, ya que un diseño
visualmente atractivo que emplee colores con una fuerte conexión emocional puede transformar la intención de compra en
una acción concreta. Asimismo, destacan que el uso estratégico de colores en escaparates físicos o plataformas en línea tiene
el potencial de captar la atención de los consumidores, alentándolos a explorar más opciones dentro de la oferta disponible.
Gregersen y Johansen (2021) señalan que una identidad visual bien definida y coherente puede incrementar la predilección de
los consumidores por una marca. Las empresas que utilizan elementos visuales consistentes y logran transmitir una identidad
clara tienen mayores probabilidades de ser preferidas por los consumidores, quienes tienden a elegir marcas que se sienten
familiares y fáciles de reconocer. Los logotipos, colores y tipografías desempeñan un papel clave en la construcción de una
imagen única y memorable, lo que ayuda a los consumidores a distinguir la marca. Además, la identidad visual organizacional
no solo refleja los valores y la misión de la marca, sino que también juega un rol fundamental en su capacidad para atraer a
los consumidores y hacer que la marca sea fácilmente recordada.
Wan Ismail et al. (2022) analizaron cómo la equidad de marca de productos con certificación Halal en Malasia
puede verse afectada por el fenómeno de reconocimiento erróneo, es decir, cuando los consumidores asocian marcas
incorrectamente debido a percepciones visuales y conceptuales. Utilizando un enfoque mixto, los autores identifican que los
elementos visuales como el diseño, los logotipos y los colores desempeñan un papel significativo en la percepción y decisión
de compra, especialmente dentro del mercado con certificación Halal.
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