Artículo Científico. Revista Académica Decisión Gerencial.
Vol. 4, No. 9, pp. 41-53, Enero-Junio, 2025.
ISSN:2953-6391
Edición Semestral.
LA REVITALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS INDUSTRIALES Y
LA INSERCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL
EMPRESARIAL EN ESTE PROCESO: LA EXPERIENCIA DE
MÉXICO-CHIHUAHUA.
THE REVITALIZATION OF INDUSTRIAL POLICIES AND
THE INTEGRATION OF CORPORATE SOCIAL
RESPONSIBILITY IN THIS PROCESS: THE EXPERIENCE OF
MEXICO-CHIHUAHUA.
Alberto Heredia Vázquez 1*, dannlui00@gmail.com ORCID 0009-0007-5727-8483
Hiram Marquetti Nodarse 2*, hiramlisbet@gmail.com ORCID 0000-0002-6492-6991
Recibido: 25-ago-2024,Aceptado: 18-dic-2024,Publicado: 01-ene-2025
Resumen
La formulación de las políticas de desarrollo productivo y su relacionamiento con la responsabilidad social empresarial, ha
constituido un tema abordado de forma puntual. La presencia de estas características en el tratamiento de esta problemática,
ha estado relacionada con las complejidades de ambos temas y, sobre todo a las dificultades existentes para aceptar que las
políticas industriales son parte del ejercicio normal de definición de políticas públicas en cualquier nación. Sin embargo, lo
novedoso en las condiciones actuales es el asumir que las políticas de desarrollo productivo representan una de las opciones
disponibles para enfrentar los retos del desarrollo.
Palabras clave: Política industrial, Cambio tecnológico, Desarrollo Sustentable.
Abstract
The formulation of productive development policies and their relationship with corporate social responsibility has been
addressed on time. The presence of these characteristics in treating this problem has been related to the complexities of both
issues and, above all, to the existing difficulties in accepting that industrial policies are part of the normal exercise of defining
public policies in any nation. However, what is new in current conditions is the assumption that productive development
policies represent one of the available options to face development challenges.
Keywords: Industrial policy, Technological change, Sustainable development.
1Instituto de Estudios Superiores Tecnológico de Monterrey, México
1Universidad de la Habana, Cuba
42 Heredia, Marquetti
1 Introducción
Las relaciones empresa-sociedad han ocupado un lugar central en las propuestas teóricas que le conceden un rol central
a las empresas en el capitalismo. Las empresas no solo forman parte de la estructura organizacional de la sociedad, sino que
constituyen en diferentes aspectos, un factor que incide con relativa fuerza en la dinámica de desarrollo de la sociedad (Porto
y Castromán, 2006).En ese sentido, la evolución del desarrollo empresarial representa un eslabón esencial en el proceso de
elaboración de las políticas industriales o de desarrollo productivo (CEPAL, 2004).
La integración de la problemática empresarial al proceso de definición de las políticas industriales (PI) o de desarrollo
productivo (PDP), ha constituido un ejercicio complejo en que se ha hecho necesario valorar las pautas que marcan la
transformación estructural del ecosistema empresarial, sino también llegar a modelar los rasgos principales de la economía
empresarial (Cohen, 2016)., con la finalidad de llegar aprovechar de manera efectiva las ventajas de localización, la dotación
de mano de obra, el acceso a los recursos naturales, el acceso a las fuentes de financiamiento, la disponibilidad de tecnología
con recursos técnicos capacitados, así como de la cercanía de los mercados de consumo. En el desarrollo de este ejercicio se
asume como decisiva la intervención gubernamental.
A lo largo de los últimos años se ha producido un reposicionamiento del tema de la formulación de las políticas
industriales, proceso que a diferencias de etapas anteriores se abandona el criterio de contraponer, la participación del Estado
en la búsqueda de superar determinadas fallas del mercado. Por el contrario, hoy se asume con fuerza la necesidad de contar
con un Estado cuyo accionar sea proactivo, capaz de impulsar políticas transformadoras que promuevan la sostenibilidad,
mejoren la calidad de vida de las personas, así como que coadyuven a superar el bajo dinamismo de la productividad,
el empleo precario y las externalidades ambientales negativas. Esto implica que dispongamos de un Estado más eficiente
y transparente, con capacidad de dirigir estratégicamente y coordinar esfuerzos entre el sector público, el privado y la
sociedad(Cabrera y otros, p. 11).
El tema de enfrentar las fallas de mercado marcó durante mucho tiempo, el ejercicio de definición de las PI, pero con el
hándicap de no asumir de forma integral la evaluación de este tema, ya que en rigor resulta imprescindible identificar cuáles
son realmente las fallas que se pretendía corregir, en tanto existen insuficiencias que están vinculadas con el funcionamiento
del sector público, otras que aluden a la creación de un determinado mercado y aquellas que se relacionan con incentivar el
desarrollo de una determinada industria. Por lo tanto, el tema de las fallas de mercado demandaba de evaluaciones de carácter
sistémico y que se llegaran a realizarse bajo esta lógica (Cornick, 2016, p. 32).
La implementación de los criterios antes expuestos han contribuido de un modo u otro, abandonar la visión tradicional
de justificar la necesidad de las políticas industriales, sólo para enfrentar las fallas o imperfecciones de mercado y/o como un
mecanismo que provee la coordinación faltante en las economías de mercado.
En estas circunstancias, se ha hecho imprescindible la realización de procesos de “reingeniería institucional”, los cuales
posibiliten rescatar el papel relevante e insustituible del Gobierno; aunque bajo la lógica de que su actuación no llegué a
suplantar la iniciativa empresarial, sino asumiendo una actuación más cercana a la figura del promotor, facilitador y articulador
de los esfuerzos pro de lograr un desarrollo competitivo. Por razones objetivas, los criterios que han regido tradicionalmente
la elaboración de las PDP, han tendido a modificarse de manera sustancial (CEPAL, 2022), ya que la formulación de las
referidas políticas deberá dar respuestas a diversos retos globales y a tendencias relacionadas con los referidos retos. En este
contexto, se destacan entre otras, las tendencias a la transformación tecnológicas que están muy vinculadas con el desarrollo
de las industrias 4.0 y ala actual revolución tecnológica en marcha; ii) las transformaciones de naturaleza geopolítica que han
implicado la modificación de los esquemas de funcionamiento y de liderazgo en las cadenas productivas globales (CPG); iii)
las diversas mutaciones que acompañan al cambio climático; iv) las propias modificaciones que ha experimentado el proceso
de globalización (Cabrera y otros, op. cit, p. 17 y ONUDI, 2023).
La necesidad de concederle mayor preeminencia a la búsqueda de respuesta al tema del cambio climático, presupone
también el reposicionamiento del tema de desarrollo empresarial como parte constitutiva de las PI. En consecuencia, ello
facilita la inserción de la responsabilidad social como una nueva dimensión de la gestión empresarial, en la que se privilegia
el concepto de sostenibilidad en una acepción global y se considera en un mismo nivel las facetas económica, social y
medioambiental.
La inclusión de la problemática medioambiental como uno de los aspectos principales a contemplar en la definición de
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las políticas de desarrollo productivo, implica incluir como parte de la formulación de estas políticas, la necesidad enfrentar
integralmente los diferentes aspectos relacionados con el medio ambiente.
El tema de la definición de las PI en las condiciones actuales ha pasado a formar parte, de aquellas propuestas en
términos de políticas que poseen un peso decisivo en la búsqueda de respuestas consistentes a los temas relacionados con el
desarrollo. Ello explica de un modo u otro la convergencia que se ha formalizado de forma espontánea entre los decisores
de políticas, gobiernos, organismos internacionales, los integrantes de la academia y el gremio empresarial, el conferirle
relevancia estratégica a este tema.
El presente trabajo que tiene como propósito presentar los nuevos derroteros que asumido la formalización de las políticas
de desarrollo productivo, así como el ofrecer la posibilidad de avanzar en un mayor aprovechamiento de las posibilidades
que brinda la responsabilidad social empresarial. En ese sentido, el presente documento se ha subdividido en dos partes
fundamentales. En la primera, se ofrece una visión sintética de la importancia que adquirida en las condiciones actuales
la elaboración de las políticas industriales. Mientras que en la segunda se aplica similar enfoque, pero con la finalidad de
explicar cómo ha evolucionado la definición de las políticas de desarrollo productivo en una entidad mexicana y su relación
con el despliegue de la responsabilidad social empresarial.
1.1 La formulación de las políticas industriales y su importancia actual
A lo largo de los últimos años se ha producido la revitalización de los análisis relativos a las PI, pero con la particularidad
de que la elaboración e implementación prácticas de las políticas de esta naturaleza,se ha verificado en los diferentes grupos
de países. En el desarrollo de esta tendencia se ha producido mediante la convergencia: en términos de concederle mayor
relevancia estratégica al tema, tanto por los decisores de políticas en los diferentes grupos de países, en los principales
organismos internacionales, los gremios empresariales y en la academia.
El actual debate, se ha desarrollado en un contexto de fuertes rupturas con las concepciones que mantuvieron su vigencia
hasta hace un muy poco tiempo. Una de las aristas más relevantes de estas discusiones, es el asumir que la construcción de
las PDP, si bien demanda de una participación activa y transparente del Estado, requieren también del involucramiento del
sector privado.
En función de esta lógica, (Ruiz Durán, 2013, p. 6) ha definido la política industrial como un proceso de auto
descubrimiento económico en el sentido más amplio, el cual se sustenta en el accionar interactivo de cooperación estratégica
entre los sectores privado y público que, por un lado, facilite la información requerida sobre las oportunidades de negocios y
sus limitaciones y, por otra parte, genere iniciativas de política.
Desde otra perspectiva, se asume que las políticas industriales como aquellas intervenciones deliberadas del estado,cuyo
propósito específico es el incrementar la productividad de una economía (Cornick, 2016, Op. cit, p. 35) y mejorar el
desempeño competitivo. Ambas definiciones se ajustan a los criterios en que se enfocaban las PDP hace unos años atrás. Sin
embargo, la primera se encuentra más en correspondencia con las propuestas contemporáneas, las cuales intentan alcanzar
mayores niveles de respuestas e impactos de las referidas políticas en el proceso de desarrollo En estas circunstancias, los
criterios que han regido tradicionalmente la elaboración de las políticas de desarrollo productivo, han tendido a modificarse
sustancialmente, ya que la formulación de las referidas políticas deberá dar respuestas a diversos retos globales que solo se
vislumbraban en años anteriores, pero que en la actualidad determinan la dinámica económica y política a escala internacional.
Las tendencias que están delineando la dinámica global son las siguientes:i) las transformaciones de naturaleza
tecnológica que están muy relacionadas con el desarrollo de las industrias 4.0 y de la actual revolución tecnológica en
marcha; ii)las mutacionesque se han producido en la geopolítica mundial, que han implicado la modificación de los esquemas
de funcionamiento y liderazgo en las cadenas productivas globales (CPG); iii) las múltiples transformaciones que ha
introducido el cambio climático; iv) las modificaciones que se han producido en las tendencias que caracterizan al proceso de
globalización.
La creciente incidencia de las tendencias globales en la formulación de las políticas industriales, demanda que
necesariamente que este proceso se apoye en propuestas de políticas que se caractericen por su flexibilidad, al tiempo que
faciliten el poder adaptarse rápidamente al entorno empresarial, a los cambios tecnológicos y a las necesidades sociales.
Por esta razón, se sugiere que la gobernanza del proceso de diseño e implementación de las PDP sea experimentalista o de
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adaptación iterativa. Al mismo tiempo, que pueda convocar a la formación de consensos entre los diversos agentes a través de
procesos de deliberación participativos (Cabrera y otos, Op. Cit, p. 13. En similar lógica, se debe continuar preservando la
selectividad, pero en un contexto en que se promuevan sectores o ramas cuyos impactos tenga un alcance multisectorial.
La aplicación de los criterios de selectividad sectorial no se reduce en las condiciones actuales, a la definición a
priori de sectores ganadores o perdedores como ocurrió en períodos anteriores, sino que la selectividad ha adquirido una
connotación diferente, en tanto, resulta necesario determinar en qué ramas o sectores se van concentrar los mayores esfuerzos,
vincular estos esfuerzo con la promoción de proyectos que tengan impactos multisectoriales y el accionar integrado de
diversas políticas —ciencia, tecnología, innovación, formación de recursos humanos e incentiven los emprendimientos;
etcétera—(Mazzucato, 2023).
La problemática de la selectividad alude también a la necesidad de lograr la combinación adecuada de la intra e
intersectorialidad. Este último aspecto está dirigido a incentivar la integración y complementariedad de las diferentes
ramas y sectores, acrecentar los efectos difusores o de arrastre de aquellas ramas o actividades conceptuadas como de
naturaleza complementaria, cuya importancia en la actualidad puede considerarse decisiva, pero que su protagonismo tenderá
acrecentarse inexorablemente hacia el futuro. Ello significa que el estímulo a la innovación y a la generación del conocimiento
deberá representar un factor estratégico y de carácter permanente, en la construcción de las prioridades de PI. En estas
condiciones, se transformó en un requisito indispensable el establecer un conjunto de prioridades en el orden social, sectorial,
ramal e incluso de carácter territorial, cuya materialización van exigir inexorablemente de la instrumentación de una amplia
madeja de decisiones de políticas públicas, al tiempo que se conservan ámbitos que no pueden obviarse en el formulación de
las políticas industriales y que a continuación se detallan (Ver Figura 1).
Figura. 1. Fases del desarrollo sectorial y Temas de política industrial
Fuente: CONCAMIN y el IDIC, 2018, p. 27.
Los aspectos que recoge el diagrama No.1 son indicativos que la atención a los retos globales y las tendencias a las que
deben dar respuestas las PDP, demanda la evaluación profusa de las tecnologías y recursos disponibles, de la capacidad de
las firmas o empresas de incentivar el aprendizaje, contar con una evaluación precisa de la estructura de la industria y, sobre
todo de las potencialidades reales de que dispone. El rol de las agencias reguladoras y de la interacción de los aspectos de
naturaleza macroeconómica.
De otra parte, la competitividad representó tradicionalmente uno de los principales propósitos de las PI, incluso en
determinados momentos se le confirió a estas políticas la definición de políticas para elevar la competitividad. Los cambios
introducidos en la formulación de las PDP, han preservado la relevancia de la competitividad, ya que aún se requiere reducir
las brechas de productividad que existen intersectorialmente y entre las de empresas.
La necesidad de mitigar las brechas de productividad en el ecosistema empresarial es otra de las aristas que debería
contribuir a concederle un mayor espacio a la RSE, en este nuevo ejercicio de reposicionamiento de las PI, en tanto la
aplicación de los criterios en los que se sustenta este modelo de gestión empresarial, tienden a facilitar la construcción de
nuevas ventajas competitivas.
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La formalización de estas nuevas ventajas se puede apreciar mediante cinco elementos que aporta la RSE: la imagen
y reputación de la empresa, la motivación y el retenimiento de los empleados, la reducción de los costos, el incremento de
los ingresos y posición del mercado y por último la reducción del riesgo, para poder obtener dichos benéficos es necesario
fomentar prácticas que mejoren los proceso, el uso eficiente de los recursos, las condiciones laborales, la comunicación y la
relación con los grupos de interés así como fomentar la transparencia de las actividades y el apego a las normas, reglamentos
y leyes, (Casanova Villalba y Otros, 2022 y Itzel Alejandra y Sánchez Gutiérrez, 2021).
La incidencia de la RSE en la competitividad se verificatambién en una perspectiva a largo plazo, en tanto se asume que
las empresas catalogadas como socialmente responsable llevan a cabo actividades relacionadas con la dimensión ambiental,
social y económica. Entre las que se destacan: el cambio de prácticas contaminantes, el desarrollo de tecnología con un bajo
impacto ambiental y el diseño de productos ecofriendly, para obtener esto es necesario el desarrollo de diferentes habilidades
en los empleados, mayor creatividad y conciencia ecológica; por supuesto, que la aplicación de estoscriterios contribuirá a
una mejor eficiencia e imagen de la empresa (Isaias y Toscano Moctezuma (2022)).
En caso específico de México se ha adolecido de proyecciones consistentes de PI en los últimos treinta años. Esta
carencia que era congruente con de la visión neoliberal que predominó durante el período previo al actual gobierno (Mora
y Marquetti, 2015). La persistencia de esta insuficiencia impactó negativamente en el enfoque regional del desarrollo.
Asimismo, facilitó que se asumiera un patrón desarrollo industrial dependiente de las posibilidades de acceso al mercado
mundial; por ende, de las exportaciones. Por supuesto, esta situación también incidió en los pobres avances que alcanzó en
la difusión de la RSE, en calidad de modelo de gestión empresarial. En opinión de (Dussel, 2021) no se debe hablar de la
formulación de una política industrial por el gobierno que está por concluir, es decir, el de López Obrador. En su opinión, se
ha preservado la continuación de políticas comerciales e industriales que provienen de las administraciones (“neoliberales”)
que lo antecedieron.
La valoración de este especialista es absolutamente pertinente dado que en el orden práctico, durante el gobierno de
AMLO se llegó a priorizar algunas direcciones de política que presentan entre si un determinado grado de articulación, pero
que no llegaron a representar una nueva propuesta de PDP. Entre las direcciones que fueron priorizadas en términos de PI
por el actual gobierno se destacan: el desarrollo de la infraestructura básica, el incremento de la utilización de las fuentes de
energías renovables, un mayor espacio a la economía circular y la atención prioritaria de la esfera social (Plan Nacional de
Desarrollo, 2019).
La presencia de las falencias antes indicadas condujo a que en 2022, la Secretaría de Economía hiciera público el
documento “Rumbo a una Política Industrial”. En este manuscrito, se establecen cuáles son los objetivos principales que
se pretende alcanzar con esta política, los ejes que se conciben como fundamentales, entre los que sobresalen, i) innovación
digital y tendencias tecnológicas-científicas; ii) formación de capital humano para las nuevas tendencias; iii) promoción de
contenido regional y encadenamiento para las MiPyMEs; iv) industrias sostenibles y sustentables (Secretaría de Economía,
2022, p. 2). Asimismo, se indica cómo se pretende promover la estrategia de regionalización y que sectores se procurará
priorizar. En general, el documento sugiere un conjunto de ideas de las necesidad de avanzar en el comportamiento socialmente
responsable de las empresas, aunque para llegar a concretar este propósito, se requiere articular una estrategia comunicacional
que transforme en atractiva la RSE y, por ende, que coadyuve a minorar aquellos aspectos que en el pasado impidieron que
este modelo de gestión adquiriera mayor difusión y fuerza.
2 Resultados
La promoción de la RSE o RSC debe entenderse como una de las tendencias del desarrollo empresarial contemporáneo,
según los aspectos descritos en el primer epígrafe de este trabajo, además que presenta un estrecho vínculo con las PDP
que fueron asumidas por México en este período. De hecho, los primeros pasos que se dieron en la introducción de la RSE,
se produjeron en el período denominado de sustitución de importaciones. Sin embargo, la consolidación de estos esfuerzos
transcurrió durante la progresiva consolidación del proceso de apertura de la economía mexicana; por consiguiente, de la
gradual introducción de las concepciones neoliberales como el soporte del diseño de las políticas económicas, es decir, a
partir de la segunda mitad de los años ochenta.
2.1 La formulación de políticas de desarrollo productivo en México-Chihuahua. La inserción de la RSE.
La formalización del andamiaje institucional de la RSE en México, se consolidó durante la segunda mitad de los noventa,
período en el cual ya no se va a disponer de una política industrial activa. En estas circunstancias, se va a producir el relativo
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predominio de las instituciones de naturaleza filantrópica en la promoción de la RSE. De tal forma,en 1988 se produjo la
fundación del Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI), entidad de que de un modo u otro va a liderar en sus inicios la
expansión nacional de la RSE.
A partir de 1997 se va a producir la gradual consolidación de los soportes institucionales de la RSE. En ese sentido,
se promulgó el Programa de Responsabilidad Social Empresarial en México, y en el 2000, se emitió la convocatoria para
reconocer a las Mejores Prácticas de Responsabilidad Social Empresarial a escala de la nación azteca. La publicación
de ambos documentos contó con la participación de organizaciones empresariales de gran fuerza en el país como son: la
Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), la Unión Social de Empresarios de México (USEM),
Desarrollo Empresarial Mexicano y el Grupo Editorial Expansión (Fong, Carlos, Luis Soriano, Ángeles Parra y María, Cruz,
2020, p. 55).
En 2001, se otorgó por primera vez el Distintivo Empresa Socialmente Responsable. Ese mismo año, quedó integrada la
Alianza por la Responsabilidad Social Empresarial (AliaRSE) con la participación de la Administración por Valores (Aval),
la COPARMEX, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), CEMEFI y en el 2002 se une la Confederación de Cámaras
Industriales (CONCAMIN).
En México la Responsabilidad Social Empresarial no alcanzado la fuerza que se esperara en comparación a otras
naciones, a pesar de haber dado todos los pasos antes indicados, así como de lograr avances concretos en la promoción
de este tema en varias de las 32 entidades estaduales. Las razones que explican el porqué de los pobres progresos pueden
conceptuarse que son entre otras los siguientes: la relativa poca información existente sobre ésta problemática; el predominio
de cierta confusión en términos de los alcances de la RSE; el considerarla como una moda o una actividad de mercadotecnia,
en particular de relaciones públicas; también el concebirla como un lujo de las grandes empresas, o incluso el mantener el
viejo paradigma de la responsabilidad centrada en la creación de empleo, de cumplir leyes y dar dividendos. A esto se añade,
el continuar con la idea de que el desarrollo social de una comunidad es responsabilidad del gobierno (Porto Serantes, Nélida
y CastrománDiz, Juan Luis, 2006, Op. Cit, 23).
En cierto modo, también la definición que se asume por la Secretaría de Economía de la RSE o de Prácticas de Empresa
Socialmente Responsable (PESR) no representa tampoco un factor de estímulo para acogerse a estos criterios, ya que se
concibe como la contribución activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental por parte de las empresas,
con el objetivo de mejorar su situación competitiva, valorativa y su valor añadido (Secretaría de Economía, 2016, p.5).
Los pobre avances que se han obtenidos en esta materia responden a los aspectos indicados con anterioridad, aunque se
explican también porque a diferencia de otras naciones, no se lle a contemplar el gradual despliegue de la RSE como un
propósito de política pública, ya que de haberse instituido este objetivo, los resultados alcanzado por México habrían sido
superiores.
Huelga recordar que en estos años, la nación azteca priorizó la mayor integración a la economía internacional. Por tales
razones, prevaleció la formalización de múltiples acuerdos de libre comercio, los cuales por razones objetivas incidieron
en las actividades de las empresas nacionales, aunque no siempre en la dirección de acrecentar las prácticas socialmente
responsables. Además, que esta tendencia no llegó impactar en la magnitud requerida en las pequeñas empresas que son el
segmento predominante en el ecosistema empresarial mexicano.
En este contexto, el progresivo incremento de la participación de México en el mercado mundial,obligó a las
organizaciones empresariales a asumir las directivas de diversas instituciones internacionales, entre otras, de Naciones
Unidas. En ese sentido, se introdujeron las propuestas del Pacto Mundial o también conocido como Pacto Global que fue
convocado por las Naciones Unidas (ONU, 2000), y que representa una de las instituciones que posee un peso significativo
en la promoción de las prácticas socialmente responsable de las empresas a escala internacional. La difusión en México del
referido programa fue asumidopor la COPARMEX.
En paralelo, a estos esfuerzos se produjo la aparición de forma simultánea de diversos enfoques o criterios de
cómo facilitar la introducción de los criterios de RSE a escala federal. En ese sentido, resulta oportuno mencionar las
propuestas siguientes: Empresa Familiarmente Responsable (EFR), que lo coordina o certifica la Secretaría de Trabajo y
Previsión Social (STPS); Empresa Incluyente (DEI) que lo avala Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) Federal;
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Programa de Industria Limpia que es certificado por la Procuraduría Federal de Medio Ambiente. (PROFEPA); Programa
de Cumplimiento Ambiental Voluntario que es respaldado por la secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial
(SEMADET); International OrganizationforStandardization 26000 (ISO) que está asociado a la Organización Internacional
de Normalización; Empresa Socialmente Responsable (ESR) ya mencionado y que los otorga el Centro Mexicano para
la Filantropía; Modelo GRI Global que responde a reportingOrg y el Índice de RSE de la Bolsa Mexicana de Valores.
Ciertamente, la existencia de esta diversidad de programas no ha coadyuvado en la medida que se esperada a la consolidación
de los criterios de RSE en la nación, e incluso llama la atención que no se haya convertido en una prioridad federal como ha
ocurrido con otros temas relacionados con la actividad empresarial en el pasado (Ver tabla 1) y (Fong Reynoso, Carlos, Luis
Soriano, Ángeles Parra y María Elizabeth Teodoro Cruz, 2020, p.44).
Tabla. 1. México: Resumen de programas de apoyo empresarial
Fuente: Secretaría de Economía. Inventario de programa de apoyo empresas. México, D.F., 2010.
Otro rasgo característico de la implementación de la RSE en México es que ha sido liderada por las empresas foráneas
o de carácter internacional, lo cual se explica porque a partir de los años noventa, el proceso de reindustrialización de
la nación va a depender en diversos aspectos de la inversión extranjeras; por consiguiente, se va a orientar preferente
a incentivar las exportaciones. En estas condiciones, adquirió un creciente protagonismo la industria maquiladora o de
ensamblaje; así como se incrementó la presencia de un número importante de franquicias internacionales. Esta situación
condujo a que las empresas nacionales observarán RSC, como asunto filantrópico y que su etiqueta se haya utilizado de
forma preferente como un recurso mercadológico o para evadir compromisos, así como la aplicación de normas (Sigala, 2021).
En plena correspondencia con esta lógica, más del 50 % de las empresas del país cumple únicamente con lo que marca
la ley y sólo el 60 % cuenta con una definición clara de lo que es la RSC. Asimismo, el 60 % de las acciones sociales
de las empresas tienen un enfoque de mercadeo, el 23 % se implementan por razones estratégicas y el 17 % son acciones
filantrópicas. Por otra parte, de las empresas que manifiestan tener un programa de RSE, sólo el 32 % lo difunden a toda su
estructura (Fong Reynoso, Carlos, Luis Soriano, Ángeles Parra y María Elizabeth Teodoro Cruz, 2020, p.48).
Por otra parte, resulta oportuno señalar que una característica distintiva RSE en México es que no depende de una
certificación oficial, a pesar de la existencia de múltiples certificaciones de entidades de la estructura federal. Sin embargo, la
única institución autorizada para otorgar este distintivo por el Gobierno Federal es la Secretaría de Economía.
Con independencia de las limitaciones que afectado el mayor despliegue dela RSC en México, nosotros consideramos
que es pertinente el análisis y evaluación de esta problemática, atendiendo a las diferentes acciones que se han adoptado el
gobierno federal para promover nueva PI y, por ende dar respuestas consistentes a las nuevas demandas que se derivan de la
actual revolución tecnológica, a las implicaciones del cambio climático y para dar cumplimiento a propósitos internacionales
como los Objetivos del Desarrollo de Sostenible o de Milenio definidos por las Naciones Unidas. En todos estos casos es un
requisito avanzar en la consolidación del desarrollo sostenible y por ende de crear un mayor espacio a la RSC (ONUDI, 2023,
p.8).
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La consolidación de estos criterios no solo coadyuvaría a elevar la relevancia de la RSE, sino que contribuiríade forma
directa a generar una mayor certidumbre sobre el perfil de las empresas que llevan a cabo dicha práctica, y sobre todo
la forma en que se deben incorporar estos criterios a la gestión estratégica de las mismas. Para establecer dicho perfil es
necesario identificar aspectos como el momento en que usualmente se produce la implementación de los criterios de la RSC,
es decir, desde qué año de vida de las empresas se suele incorporar la RSE en su estrategia, así como el periodo estándar de
permanencia de la RSE como parte de esta. A partir de los criterios antes indicados resulta necesario enfatizar que la RSE, no
se debe examinar como un tema de moda, por el contrario, es un constructo que cada vez está cobrando más relevancia en
todos los ámbitos y que en la actualidad se integra con la revitalización que han experimentado la elaboración de las PDP.
Asimismo, la RSE se ha posicionado como un tópico aceptable, necesario y estratégico; además de reconocerse como
un modelo de negocios. En ese sentido, la implementación de la RSE, ha develado claramente la necesidad de que las
organizaciones tomen el rol que les corresponde en la sociedad, como arquitectos, transformadores y facilitadores de la
misma, con ética empresarial, mejorando la calidad de vida de los miembros de cada organización, sus familias y de su entorno.
La aplicación de los criterios de RSE ha tenido en Chihuahua una dinámica diferente al resto de la nación mexicana,
ya sea por la condición de estado limítrofe y por contar con una extensa frontera con los Estados Unidos, lo que ha
posibilitado que la industria maquiladora tenga un elevado peso en la estructura económica estadual y, en general en los
progresos de la entidad. Al culminar el 2022 Chihuahua concentraba cerca del 40 % de los establecimientos de la industria
maquiladora registrado en el país, y de este total aproximadamente el 48 % estaban establecido en Ciudad Juárez. A escala
estadual Chihuahua y Ciudad Juárez agrupaban más del 60 % de los establecimientos de esta naturaleza existentes en el estado.
Chihuahua es la entidad estadual más extensa de la geografía mexicana, la cual concentra un sustancial desarrollo
de la agricultura, la minería y la industria manufacturera, dentro de esta última sobresalen las industrias: aeroespacial,
metalmécanica, automotriz y electrónica. En los progresos alcanzados en estas ramas ha desempeñado un rol protagónico la
industria maquiladora y, por ende, la participación de la inversión extranjera.
Por supuesto, la elevada presencia de la industria de ensamblaje en Chihuahua, responde de un modo u otro, a que esta
entidad federal ha constituido una de las mayores beneficiarias de las actividades que desarrollan las cadenas productivas
globales, sobre todo de aquellas en las que ocupan posiciones de liderazgo las compañías de los Estados Unidos. A esto se
suma los impactos favorables que se derivaron de la formalización del Acuerdo de Libre Comercio entre México, Canadá
y los Estados Unidos en 1992 y a la ulterior actualización del mismo durante el mandato presidencial de Donald Trump
(Secretaría de Economía, 2021, p.18) y que se define como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
La creciente presencia de compañías extranjeras Chihuahua de conjunto al rol de las grandes empresas de esta
entidad, contribuyó a que las mismas se convirtieran en un referente a escala nacional, en la promoción de los criterios de
responsabilidad social empresarial.
Ha mediado de los años 2000 se creó un mecanismo para impulsar la RSE en Chihuahua, el cual se sustentó en los
proyectos de trasformación productiva y empresarial Chihuahua Siglo XXI y Chihuahua Now, los cuales dotaron al este
estado un proyecto propio de política industrial (Mora y Marquetti, 2015, p. 67).
En fecha más reciente como parte de las estrategias del gobierno actual de la entidad, se elaboró una agenda de
innovación y el proyecto “Chihuahua Futura”, cuyo propósito principal es el intentar transformar al estado en el centro de la
promoción y desarrollo de la industria 4.0, a la par que se propone dar un salto cualitativo en la digitalización en la entidad
(Chihuahua Futura, 2019). Asimismo, se ha previsto elevar la calidad en el manejo de los temas asociados al medio ambiente
y, en paralelo, la Federación de Empresarios de Chihuahua (FECHAC) ha estado trabajando en la propuesta de nuevo modelo
de gestión empresarial, cuyo centro se encuentra el acrecentamiento del comportamiento socialmente responsable de las
empresas (FECHAC, 2022).
El proyecto Chihuahua Futura debe entenderse como una nueva propuesta de política industrial, la cual se ajusta a los
nuevos requerimientos a los que deben responder el diseño de estas políticas en las condiciones actuales. Asimismo, es
congruente en diferentes con la propuesta de PI presentada por el gobierno federal en 2022.
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La revitalización de las políticas industriales y la inserción 49
La aprobación por el gobierno estadual del proyecto Chihuahua Futura,está relacionado con la realización de una
profunda transformación organizacional y en la estructura económica estadual en los próximos años, por supuesto estas
modificaciones incidirán en el modo en que se realizan las diferentes acciones las empresas y, por tanto se requiere que
las mismas asuman patrones respuesta basados en un comportamiento socialmente responsable, ya que las actividades
económicas que se pretenden promover demandan de niveles de réplicas que no se ajustan a la lógica tradicional del
funcionamiento empresarial, sino que requiere de respuestas acordes con las nuevas exigencias que impone el fomento de este
nuevo entramado productivo y de servicios que se ha visualizado en una proyección hasta el 2050 el gobierno de la entidad
(Gobierno del Estado, 2022 y Chihuahua Futura, 2019).
La intención gubernamental de alcanzar de forma efectiva este propósito condujo a que el gobierno del estado de
Chihuahua, aprobará la Ley de Promoción y Emprendimiento del Estado de Chihuahua (Gobierno del Estado, 2023),cuyo
objetivos principales es el promover el emprendimiento en el estado y consolidar la elevación de la competitividad, proceso
que deberá estar acompañado de la implementación deprácticas socialmente responsables en el sector empresarial. Además,
se han creadoorganizaciones de la sociedad civil y grupos de interés que de conjunto con el gobierno han estado trabajadoen
incentivar y en el fomentar la aceptación de prácticas sostenibles en las empresas locales.
En paralelo, a los pasos antes indicados la Federación de Empresarios de Chihuahua (FECHAC) elaboró un programa
de RSE o RSC, al cual se sumaron instituciones de alcance nacional como el Comité Nacional de Productividad e
Innovación Tecnológica, A.C (COMPITE), más recientemente se ha estado trabajando en la formación del grupo ALIARSE
Chihuahua, en que participa de forma activa el departamento de Desarrollo Económico del Estado de Chihuahua (DESEC),
organismo impulsor de la maquiladora y al que se han adicionado importante empresas del estado como la cadena de
supermercado AL SUPER, Cemento de Chihuahua que es la segunda empresa por los volúmenes productivos a escala del
país, INTERCERAMIC y otras (Martínez Ramos, Pedro Javier, Hilda Cecilia Escobedo Cisneros y Myrna Isela García
Bencomo, 2017).
Por tales razones, Chihuahua se concibe en el resto de las entidades estaduales como unaentidad pionera en el contexto
nacional en la promoción de la RSE. Asimismo, es utilizada en calidad de punto de comparación o benchmarking con otros
estados. Sin embargo, aún resultan insuficiente los criterios e indicadores empleados en su evaluación, lo cual impide medir
con la certeza requerida cuáles son los avances reales que se han alcanzado, lo que determina que las evaluaciones sobre este
tema dependa en muchos casos de la percepción qué se posea sobre el mismo (Mendizábal, Gabriela Bermúdez, 2013).
Bajo este enfoque la RSE en Chihuahua se distingue fundamentalmente por la aceptación de ciertos principios. En ese
sentido, se está ha intentado construir una visión más pragmática, en la que se integren tanto la dimensión interna como
la externa de las empresas, pero sobre todoen la dirección de transformar la RSE en parte integrante de las estrategias de
los negocios o del sistema de gestión de las empresas del estado. Los análisis realizados en Chihuahua indican que en esta
entidad estadual se han logrado progresos en la aplicación de los criterios de la RSE, pero aún insuficientesen los niveles que
demanda la estrategia que se ha propuesto cumplimentar el gobierno del estado para los próximos años.
Probablemente, el aspecto más importante es que hay buena disposición y apertura de los empresarios para apoyar la
RSE, aunque la disposición existente enfrenta aún problemas de desconocimiento y confusión en ciertos aspectos. Estas
proyecciones del empresariado chihuahuense se han tendido a consolidarse en el tiempo (Martínez Ramos, Pedro Javier,
Hilda Cecilia Escobedo Cisneros, José Gerardo Reyes López y Myrna Isela García Bencomo, 2018).
No obstante, a pesar de la presencia de estas dificultades el empresariado de Chihuahua, exhibe progresos en el número
de entidades que cada año obtienen el distintivo de Empresa Socialmente Responsable (ESR) que otorga Centro Mexicano
para la Filantropía(CEMEFI). En el 2013 sólo obtuvieron ese lauro 38 entidades, mientras que en el 2023 ya ascendieron a
un total de 73 unidades empresarialesque incluyó a 137 mil colaboradores, es decir, que en solo 10 años se logró duplicar
el número de entidades acreedoras de esta certificación, lo que es indicativo que se ha fortalecido el trabajo en torno a la
RSE. En el otorgamiento de este reconocimiento en el 2023 participaron también, el Centro de Responsabilidad Social
para el Desarrollo Sostenible (PERSÉ) y la Fundación del Empresariado Chihuahuense (FECHAC), ambas instituciones de
Chihuahua (El Heraldo de Chihuahua, 11 de diciembre de 2023).
De total de las empresas que fueron acreedoras del distintivo de ESR: 43 fueron grades empresas y 30 pequeñas. En
cuanto a la subdivisión sectorial 23 provenían de la industria manufacturera, 17 de servicios, 12 de comercio, 11 de la
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construcción, 5 de minero-extractivo, 4 de transporte y las comunicaciones y una de la agricultura. Mientras que por la
ubicación geográfica 43 estaban ubicadas en Chihuahua, 28 en Ciudad Juárez y 1 en Madera (FECHAC, 2024, p. 5)
El incremento de número de empresas que recibieron el distintivo de (ESR) posibilitó también que Chihuahua ascendiera
al sexto lugar en el ranking nacional de competitividad.
De otra parte, a raíz de los avances obtenido en el número de empresas acreedoras del distintivo de (ESR), ello ha
posibilitado el reposicionamiento del tema decomportamiento socialmente responsable de las empresas a escala estadual. En
ese sentido, cabe indicar que, en Ciudad Juárez, se han creado iniciativas y programas para fomentar la responsabilidad social
empresarial como lacreación de un Consejo de Responsabilidad Social Empresarial para promover la adopciónde prácticas
socialmente responsables por parte de las empresas locales. Asimismo, se ha hecho un esfuerzo por integrar estas acciones
con una proyección en las que se integren entidades empresariales del Paso-Texa (Vorgan, 2012).
La transformación de la RSE en parte de las estrategias de los negocios o del sistema de gestión de las empresas del
estado, no representa un imperativo solo local, sino que la RSE se ha tornado una tendencia mundial, pero no solo porque
brinda una estrategia de mercadotecnia, sino porque garantiza el crecimiento y la permanencia de las organizaciones a través
de los diversos lineamientos que se han desarrollado a partir de la réplica de diversas prácticas, así como la aplicación de
estándares de sustentabilidad, que han adquirido en las condiciones actuales una importancia de significativa.
En plena correspondencia con lo antes indicado, la RSC se ha transformado en un objetivo de política pública y ello
explica desde otra perspectiva su relación con la elaboración de las políticas desarrollo productivo. Este reconocimiento
puede facilitar que las empresas que se acojan a los criterios en los que descansa la RSE, conozcan los estándares
imperantes y puedan tomarlos en consideración en el diseño de su estrategia; pero también para que los responsables de las
políticas públicas tengan un referente que les permita encontrar los mecanismos adecuados para el impulso de estas prácticas.
De hecho, en Chihuahua se demanda de la articulación más efectiva de las disposiciones de políticas federales y las estaduales.
En Chihuahua, al igual que en el resto de México, existe conocimiento de la RSE y en especial de su instrumentación
práctica desde hace años, las investigaciones empíricas son muy recientes y escasas a nivel del país. Por esta razón, se ha
desarrollado la implementación de la RSE adecuándolo a las condiciones particulares de cada entidad estadual, situación
que también ha estado presente con relativa fuerza en Chihuahua (Martínez Ramos, Pedro Javier, Hilda Cecilia Escobedo
Cisneros, José Gerardo Reyes López y Myrna Isela García Bencomo, 2018, p.18).
En Chihuahua, a pesar del camino recorrido en el despliegue de los criterios en los que se sustenta la RSE, aún conservan
su vigencia diversas percepciones en torno a este tema, situación que deberá corregirse de cara al futuro. No obstante, el
mayor reto que se enfrenta en la actualidad es cómo acomodar estas tendencias a las transformaciones en marcha en el estado.
Por último, sin pretender hacer un balance agregado de la situación de la RSE en México y en específico en el estado
de Chihuahua, se puede afirmar que el panorama en ambos casos es muy similar a lo que acontece a escala internacional,
quizás en Chihuahua por las proyecciones estratégicas que ha realizado el gobierno del estado, se aprecia mejor situación
cuya preservación requerirá de esfuerzos mancomunados de las autoridades gubernamentales y de las diferentes estructuras
que se articulan en torno a la FECHAC.
3 Conclusiones
A lo largo de los últimos años se ha producido el reposicionamiento de las políticas de desarrollo productivo, la
referida revitalización de este tema ha sobrepasado con creces, el debate que persistió en el pasado, en torno a la validez
o pertinencia de estas políticas. Los nuevos retos que ha impuesto el desarrollo de la actual revolución tecnológica, han
obligado a reevaluar estos criterios y ajustar la definición de este tipo de política, a un conjunto de tendencias que determinan
la dinámica económica internacional, entre otras, las mutaciones que se han producido en la geopolítica mundial, las
múltiples modificaciones que han acontecido en diferentes ámbitos el por cambio climático y los diversos reajustes que ha
experimentado el tratamiento del proceso de globalización.
Otro aspecto sumamente importante es el concebir la intervención del Estado como un elemento de relevancia estratégica,
pero que la referida participación deberá caracterizarse por ser proactiva, capaz de impulsar políticas transformadoras que
promuevan la sostenibilidad, mejoren la calidad de vida de las personas, así como que coadyuven a superar el bajo dinamismo
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de la productividad, el empleo precario y las externalidades ambientales negativas. En rigor, se comienza avanzar en la
solución efectiva de la contradicción de Estado versus fallas del mercado.
En México, en el actual ciclo presidencial en fase de culminación, se realizó un esfuerzo de relativa importancia en
la construcción de un nuevo proyecto de política industrial. Sin embargo, la herencia negativa acumulada en este ámbito
durante los ciclos presidenciales anteriores imposibilitó alcanzar este propósito. Por tales razones, solo se llegó a concretar un
conjunto de direcciones y se logró elaborar la referida propuesta en fecha reciente.
Chihuahua, forma parte de las entidades estaduales que se han destacado por la elaboración de proyectos de políticas
desarrollo productivo ajustada a las particularidades del estado. No obstante, la promulgación del proyecto Chihuahua Futura,
no solo se representa una propuesta de continuidad de los esfuerzos realizados por la entidad estadual en este ámbito desde
los años ochenta, pero que posee la singularidad de ajustarse sin grandes complejidades a las tendencias que marcan la
construcción de este tipo de propuesta en las condiciones actuales a escala internacional.
La preeminencia que adquirido los desafíos que acompañan al cambio climático, han acrecentado la relevancia del tema
del desarrollo sostenible en su acepción más amplia. En estas condiciones, se requiere de dar un salto cualitativo y cuantitativo
en la promoción del desarrollo sustentable a escala empresarial, por ende crear condiciones organizativas e institucionales que
coadyuven ampliar los impactos de la responsabilidad social empresarial.
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